Y contemplo esos trabajos tan delicados y preciosos, que hacen los monjes tibetanos, los mandalas.


Se concentran en su realización al máximo para, al final, contemplar la belleza de lo creado y ... en un instante hacerlo desaparecer.
Un buen ejemplo de que por mucho que queramos no nos llevaremos nada de este mundo. Una forma de estar en la vida, a la vez ligero de equipaje y entregándose al máximo...
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